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domingo, 22 de junio de 2008

LOS ZAPATITOS DE DAMA




21 de junio de 2008

Las flores de "zapatitos de dama" todavía están en pie, satisfechas, esperando nuestra admiración. Esta primavera tan lluviosa alargó la floración más que otros años. Sólo cabe disfrutarlas, aunque sea en foto.

Las golondrinas y los aviones planean en lo alto, han vuelto, parecía imposible, a veces, yo creía que el verano había pasado, que íbamos corriendo hacia el invierno. Pero el verano ha llegado, se ha instalado de un día para otro, en la fecha propicia, el día 21. Las nubes inflamadas van altas, como globos que se hinchan y desinchan. Están cortando la hierba. No lloverá, ni siquiera habrá tormenta, a pesar del calor, la pesadez y la humedad del ambiente.
Han vuelto los sumideros a sacar agua a borbotones, como hace tiempo, es como volver a la normalidad, da tranquilidad y reposo. Los saúcos están en plena floración, con el calor sus flores caerán como la nieve sobre los prados. Los escaramujos también están en flor, las orquídeas, los dragoncillos, las violetas, calderones, la fritilaria, el zapatito de dama, las gencianas, los azuletes, la maneta de gato y a punto los gamones, las orejas de oso, la corona de rey y por no machacar las crestas de gallo están en su mejor momento.
Me gusta la abundancia de la naturaleza, el olor de la hierba cortada, las culebras saldrán corriendo zizagueando, y yo soñaré con serpientes, como cuando era pequeña y tenía pesadillas con ellas y despertaba llorando. Para evitar las víboras, que yo las imaginaba del tamaño de los burros, aunque un poco más pequeñas, pero enormes para mi infancia, bueno, para evitarlas, debía correr en zizzag, acaba cansadísima y con la llorera de siempre. Siempre deseé o he deseado soñar y no sé si lo soñé, que mientras yo hacia la curva la víbora me adelantaba y se perdia en la distancia. Con el tiempo se van perdiendo muchas cosas, hasta el miedo a las víboras.

Suena el reloj, las campanas dan las horas y a lo lejos con unos minutos de diferencia se repiten las mismas tonadas. Es como un personaje más de mi vida, me levantaba antaño en los veranos a las nueve treinta, por el repiqueteo constante y yo corría porque llegaba tarde para abrir la puerta. Ahora marca los cuartos y las medias en mis insomnios. Y antaño, en medio de la noche, cuando hacia mucho frio, con la casa helada se hacía de rogar, mientras esperabas para saber la hora que era, contando las campanas, comprobando con la segunda tonada. Las campanas nos acompañan como lo hace el cuco en abril, el agua del río traviesa en mayo, la frescura del atardecer en la primavera, cuando el sol se esconde. A la misma hora al final del verano, un sol tenúe, nos arropa, el cielo toma un color especial y sabemos que se acaba el verano. Y el sol alarga las sombras por todas partes sin que se pueda alargar el buen tiempo mucho más. En mi pueblo las campanas, son como el sol, el agua, el verano, siempre llegan, siempre tañen, a veces estan alegres y otras tristes, pero siempre suenan, aunque sea para acompañar a los muertos a su última morada, a la tierra blanda y cálida.

domingo, 15 de junio de 2008

LA EXPO DE ZARAGOZA



LA EXPO 2008 DE ZARAGOZA YA HA COMENZADO,
EL MUNDO ESTA AQUI, A LAS ORILLAS DEL EBRO

lunes, 9 de junio de 2008

La Bolsa de Bielsa : "Subiré al Puerto Viejo y cantaré una canción"


Dedicado a " el abuelo"

Estamos en Bielsa, hace un poco de frío, van a pasar una película sobre la "Bolsa de Bielsa", ese episodio fatídico de la Guerra Civil española, hay cantidad de gente, hasta la barrera, nos acomodamos como podemos al final de la sala. Después de las presentaciones pasamos a ver una película de la tva sobre el paso a Francia de los habitantes que quedaban en 1938 en la zona republicana denominada como "Bolsa de Bielsa", espacio que se sitúa en Bielsa y alrededores. Las condiciones fueron durísimas : la población civil pasó por unas montañas nevadas en abril, hasta superar 2439 metros -luego os contaré como nos fue a nosotros en junio-, la mayoría de las personas eran enfermas, niños y mujeres, personas desnutridas por las penurias de la guerra, por el dolor de dejar todo lo que tienes en este mundo y partir hacia no se sabe donde, hacia el vacio de la nada, con las manos vacías o a lo sumo con los paraguas, un saco lleno de ropa y tus tesoros más preciados en una maleta de mimbre. Varias de las personas que vivieron la situación "in situ" cuentan en la película sus recuerdos. A lo largo del fín de semana, varias de ellos también se convierten en el objeto y admiración de los que asistentes a las Jornadas que se celebran en su recuerdo.

Mi primer contacto con la Bolsa de Bielsa, se produce por el interesante libro de fotografías que en 1991 publicó la Diputación de Huesca, hasta ese momento, a pesar de haber leído muchas cosas sobre la Guerra Civil, sobre esa guerra de la que nadie hablaba, me era desconocido el drama. El segundo contacto es más directo, un abuelo de Biescas, participe de la 43 División y exiliado en Francia hasta los años ochenta, nos contó en primera persona los episodios vividos, y nada impresiona más que los testimonios directos, como los que se relatan en la película.

Muchas veces, reviso el libro, paso las páginas y observo las caras de los rostros fotografiados : algunos de ellos sonríen a la cámara -quizá ya habían llegado a Francia-, mujer mayor apoyada en las piedras sosteniendose el cansancio, con los rasgos endurecidos por la vida, otras con los niños a la espalda, otros sorteando el hielo bajo las zapatillas de esparto, etc. Y siempre me duele adentro, muy hondo, el dolor de dejar atrás tus cosas, el miedo al futuro, al que será de nosotros? y siempre, siempre me acuerdo de todas las personas que sufren llevando su memoria de un lado para otro, abandonando sus casas, sus muertos, los olores de la infancia, los recuerdos de juventud y a veces para mucho y otras para nada. Ha cambiado nuestro pequeño mundo, pero esto sigue ocurriendo en tanto sitios, que uno puede alejar la pena y la rabia.

Pero volvamos a nuestra subida al puerto, que sin tanta nieve, sin tantos sinsabores se hacía pesada a partir de la hora y media, y la cima estaba tan cerca y a la vez tan lejos. Yo me animaba al recordar que podría ser peor, que podría tener que llevar todo un montón de peso encima y unos zapatitos de madama, como la mujer que acompañada de su hija, que a su vez sostine una muñeca, sonríe al llegar a Francia, con sus medias blancas del último carnaval que jamás volverá a disfrutar. Así conseguí llegar a la cima, más fresca que nunca, recordando al abuelo y pensando que su dolor y una vida de sinsabores sirvió para que nosotros ahora vivamos muchísimo mejor.

Y no se podía pasar a Arreau, en pleno mes de junio había hielo, la nieve estaba amontonada, desfilaba en pendiente, no había resto del camino. En fín había que volver, ahora podemos decidir hacia donde vamos, antiguamente sólo había una dirección, el éxilio. En fín después de colocar la placa, echar los discursos oportunos y fotografiarnos todos juntos fuimos bajando hasta el valle y nos despedimos hasta el año que viene a ver si podemos pasar.

La primera vez que visité Bielsa, su arquitectura no me pareció tan notoria como la de otros valles, ahora sé la razón, pero todo no se perdió en la guerra, sus habitantes volvieron y fueron capaces de reconstruir sus casas. Y conservan la tradición más importante "el carnaval", la mejor manifestación cultural que yo he visto (con los navarros , con los que guarda una clara relación). Pero esta es otra historia .....

domingo, 1 de junio de 2008

Campos de Castilla : Soria




Machado nos guía en la visita a las fotos de los campos de Soria
Son de abril las aguas mil.
Sopla el viento achubascado,
y entre nublado y nublado
hay trozos de cielo añil.
  Agua y sol. El iris brilla.
En una nube lejana,
zigzaguea
una centella amarilla.
 La lluvia da en la ventana
y el cristal repiquetea.
  A través de la neblina
que forma la lluvia fina,
se divisa un prado verde,
y un encinar se esfumina,
y una sierra gris se pierde.
  Los hilos del aguacero
sesgan las nacientes frondas,
y agitan las turbias ondas
en el remanso del Duero.
  Lloviendo está en los habares
y en las pardas sementeras;
hay sol en los encinares,
charcos por las carreteras.
  Lluvia y sol. Ya se oscurece
el campo, ya se ilumina;
allí un cerro desparece,
allá surge una colina.
  Ya son claros, ya sombríos
los dispersos caseríos,
los lejanos torreones.
  Hacia la sierra plomiza
van rodando en pelotones
nubes de guata y ceniza.