EXCURSIONES : OSAN/SAN ROMAN DE BASA

En las faldas del monte Oturia hay unos pueblecillos pequeños, diseminados por la falda del monte. La cercanía de la localidad industrial de Sabiñanigo propició el abandono en los años sesenta, pero al mismo tiempo esta cercanía ha favorecido el que no se hayan despoblado del todo.

Aquí hay unos buenos ejemplos de arquitectura popular : pajares, casonas, iglesias románicas, herrerías, lavaderos, etc. Hasta hace poco tiempo permanecían sus fachadas sin restaurar, sus iglesias en pie, sin apenas modificaciones, aunque el  progreso y la bonanza económica de los últimos años ha lavado fachadas injustamente.

Hay una red de caminos entre todos los pueblos. Son rutas sencillas, de caminos de tierra, bien señalizados.La época más interesante para pasear quizás sea la del  invierno. Se pueden ver los campos labrados, los perros al sol,  los milanos reales agazapados en la punta de los árboles, los huertos casi secos, las ovejas apurando los últimos rayos del invierno. Este año han llegado las primeras lluvias del año con el final del otoño, en los campos los trigos están crecidos, el musgo esta verde y por los arroyos corre agua después de una sequía larga y sedienta. El tiempo es caluroso para la fechas de final de año. Los pobres faisanes han sufrido la persecución de los cazadores ... hasta perecer sobre la tierra húmeda del largo rocío de invierno.

Desde lo lejos se divisan los humos de las empresas de Sabiñanigo, la niebla se surca las canales hacia Jaca.
Desde aquí, en el alto del horizonte parece que nada haya cambiado en años, el cementerio sigue en su sitio, la torre de la casa principal otea en el horizonte, los cipreses siguen creciendo hacia arriba. Parece que nada haya cambiado, sentimos el placer del momento, esa sensación de plenitud, de formar parte del  cielo y de la tierra.

... aunque sabemos que todo, todo, todo cambia ...
... por ahora permanecemos nosotros
... y algunos más