Estoy en mi nube, soñando con los cabellos rubios de Aaron, con el bello Vronsky ...
Otros pueden soñar con la belleza sueca, Kity (Que belleza¡¡¡¡¡¡¡), aquí
hay sueños de
todo tipo.
Estoy hablando de Anna Karénina, de la magnífica película de Joe Wright.
A mí también me pasó lo mismo que a la mujer de Stiva (Dolly), nadie me lo
pidió, ...
(y espero no
tener que perdonar ..)
La película se inicia con la fuerza del
drama, en un teatro,
con una Anna
titubeante, para nada la "Ana", La Karenina, que
todos tenemos en la retina del fondo del
ojo, desde mi juventud más temprana, antes del amor. Tuerzo el
morro, pero poco
a poco, después de la mirada penetrante del moribundo sobre las
vías del tren,
la magnífica puesta en escena y el trepidante montaje me
pervierten.
Ahí esta el alma de la literatura rusa, la emoción y la pasión.
Veo a un Vronsky como quizás habiamos imaginado, dulce y tonto, pero poco a poco a todas nos enamorará y para colmo nos amará para siempre, y ahí Anna se transforma, segura de su amor, complacida de placer y llega la gula ...
Veo a un Vronsky como quizás habiamos imaginado, dulce y tonto, pero poco a poco a todas nos enamorará y para colmo nos amará para siempre, y ahí Anna se transforma, segura de su amor, complacida de placer y llega la gula ...
Y sigo en la nube, recordando, regodeándome
y no será la
primera ni la última.
Una magnífica película. El director ha hecho
suya a la
“ Ana Karenina”, ya no sólo será de León Tolstoi. Estupendo el nuevo planteamiento con los
decorados y el montaje (brillante, ya vale de ideas trasnochadas), a lo que se añade:
vestuario, actores, interpretaciones, música (Dario Marinalli) y…. ++++. Sólo
aprecié un traspiés
en ese Aaron enamorado, pero fue quizás para poder respirar y
seguir, o quizás fue un eje equivocado del movimiento de la cámara, ... o tal vez mi propia golosería que se atolondró en mi garganta.
(para mi amiga marijose que se que no opinará lo mismo, pero ¡ la curiosidad ! ... ¿te invade ...?)
(para mi amiga marijose que se que no opinará lo mismo, pero ¡ la curiosidad ! ... ¿te invade ...?)
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