La nevada del 18 de mayo de 2013
La opinión de Eduardo Martínez de Pisón : en el Pirineo Digital :
Los Baños de Panticosa, por la orografía del lugar, de la cubeta de los Baños y de la garganta de acceso por el Escalar o valle del Caldarés, sus fuertes pendientes, sus angosturas, canales de desprendimientos y torrenciales, por la altitud del balneario y por la altura del macizo montañoso en el que se abren la cubeta y la garganta, no sólo el acceso veraniego obliga a un trazado de la carretera pendiente y sinuoso, sino que siempre los inviernos han dado lugar a aludes, a veces muy destructivos, en ambos lugares. El Balneario tenía tradicionalmente un uso turístico sólo estival, por lo que tales aludes, normales en esa orografía en las estaciones dichas alrededor del invierno, no tenían repercusiones económicas, salvo si destruían instalaciones de los Baños. Esto ocurrió, por ejemplo, a principios el siglo XX, debido al mismo emplazamiento de los Baños en el fondo de una cubeta en la que convergen varias cuencas escarpadas de recepción de nieve inestable.Los Baños dePanticosa son un enclave urbano internado en exceso en la montaña y esto se manifiesta siempre a efectos de su acceso, pero más intensamente en condiciones invernales. Los 1.630 m. de altitud de los Baños introducen este enclave en el dominio de un ámbito nival estacional de invierno y a veces de parte del otoño y la primavera.
Es imposible corregir en este
sentido toda la montaña donde se generan, se
desplazan y caen tales aludes. Las obras de retención de
nieve en altura, que ya existen,
son siempre insuficientes y, además, desfiguran con su
artificio el entorno y el paisaje
(claves del atractivo turístico) de este sector de la
Reserva de la Biosfera Ordesa-
Viñamala. Pretender una escalada de correcciones de los
dinamismos propios de la
montaña porque el hombre penetra cada vez más en ella y
durante más tiempo, puede traspasar una raya en que su acción se
convierta en ir contra la naturaleza de esa misma
montaña que le atrae y a la que coloniza.
No parece tampoco viable corregir
el emplazamiento inseguro de tal enclave,
puesto que es un uso tradicional y está basado en las
aguas termales que, justamente,
surgen allí. Este uso termalista, de tradición muy
pirenaica, y el encanto de sus viejas
instalaciones, hoy muy desfiguradas por nuevas
arquitecturas, aconsejan, pues, su
continuidad como un valor. El problema estriba en su
utilización en un arco de oferta y
de temporada no sólo termalista, es decir, como
residencia de invierno asociada a las
estaciones de esquí de Formigal y de Panticosa, que
buscan allí un punto más de
alojamiento para sus usuarios.
Por mucha obra antialudes que se
pretenda acometer, con su consiguiente
desnaturalización inacabable de la montaña, siempre
seguirá habiendo aludes o lurtes en
esa orografía.
La única solución razonable desde
el punto de vista geográfico, aunque no desde
la explotación económica intensiva, consiste en limitar,
como antaño, la apertura
turística de los locales del Balneario a los meses sin
nieve potencialmente inestable. La
pretensión de obtener altos beneficios invernales es,
sencillamente, arriesgada y puede
tener consecuencias peores, por el incremento de la
circulación por El Escalar, que las
de los sucesos de esta Semana Santa. Entretanto se
pondrá un nuevo parche, pero la
montaña es la montaña y no se podrá ir interminablemente
contra la realidad de las
cosas.
cosas.
Eduardo
Martínez de Pisón, abril de 2013.
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