Un espacio para cada cuadro en los rincones de mi corazón. Mis recuerdos más queridos. Mis mejores paseos. Mis mayores emociones. Mis más largos discursos. Mi excursión preferida. Los viajes con mis amigos ...
Son tantos años, tantas exposiciones. ¡Cuantos sentimientos esparcidos por esas salas ! ahora abarrotadas, antiguamente en silencio.
El tiempo pasa, pero la Gorda de Rembrandt van Rijn me sigue esperando sentada a que pase a verla.
Y el tiempo pasa, los años pasan, pero yo me sigo emocionando en las salas y me pongo nerviosa ante tantas maravillas amontonadas, que ya no caben en mi pequeña cabecita.
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