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martes, 21 de abril de 2020

CARTA

 
.... "Sin embargo, el diálogo continúa porque los muertos se quedan enteros dentro de nosotros, esculpidos en lo que somos gracias a ellos. No desaparecen del mundo, impregnan el futuro a través de la huella que dejaron en los vivos. En nuestras frases bucean y respiran las suyas. Como tus antepasados, crees que hablar es una manera de cobijar la vida."

Irene Vallejo, el país semanal

Carta a ma :

Hola, cuánto tiempo ha pasado, se me antoja mucho tiempo, muchos años, como si fuera un siglo.
Un siglo sí ha remontado. Y las calles llenas de gente con móviles en las manos. Como si desde la pantalla les estuvieran dictando órdenes. Inmóviles sentados frente a frente, sin hablar, sin mirarse a la cara. A veces sonríen.
















 Ha pasado mucho tiempo, pero por nuestro mundo, el tuyo y el mío, por este trasiego de cambios, sí que realmente parece un siglo de años. En las calles te cruzas con gentes de todos los países del mundo.  Te quedarías asombrada.

Y tenemos cada vez cosas, te las traen a casa al poco de pedirlas, parece cosa de magia de antaño.

Y somos más felices cada día. Sí, somos felices, aunque no lo parezca. Es porque cada día tenemos más necesidades. Y claro siempre hay un pero.... . En estos momentos sólo necesitamos salud y pasear por una vereda.

Esta bien cumplir años, siento que las necesidades se apagan, es un poco triste, pero liberador.

Llevo muchos recordándote, recuerdo el dolor en tus ojos. La resignación, la paciencia, la magnanimidad de tus gestos. Nuestras salidas en los bancos del paseo, ahora tan cerca. Entonces tan lejos. No había casas, sólo el entramado de las aceras. No había nadie, eso buscábamos la soledad.
Para no explicar, para no decir a nadie nada ... sin explicaciones. Para mitigar el dolor. Aunque ahora se me antoja que no fue posible.

Es verdad que nunca sabemos lo que piensan nuestros otros, lo que sienten. Evitamos las miradas, el cruce de sentimientos, el roce, para no estallar, para no llorar, para poder aguantar hasta el día siguiente. Hasta el siguiente .... y otro día más. Una batalla ganada. Aunque sólo fuese un día más.
Y así día a día, noche a noche. Mañana tras mañana.

Me hubiese gustado tanto que hubieras visto este mundo que nos rodea. Te merecías un poco más de tiempo. Menos dolor y un poco más de sol quemandote el rostro. Lo que aveces daríamos por un sólo mes, por un día. Me gustaría que revivieras unas horas. Para que vieras como ha crecido desde que lo acunastes en tus brazos, en esos días fríos de enero. Sólo eso, unas horas, un ratito de ... sólo eso.

... y la vida sigue, muy cambiada, pero seguimos aquí ... que no es poco.

Y ahora, estamos encerrados a cal y canto, tratando de evitar un virus maligno. Es como en las películas. Literatura actualizada, pero de carne y hueso.

El mundo se ha parado. 

Y quizás cuando los adolescentes puedan salir a la calle se olviden de los móviles y se miren a los ojos. Cara a cara. Pero lo deseable puede que no sea necesario. Las pantallas, los móviles están ocupando nuestro día a día. 

Y pasado tanto tiempo que soy un poco mayor que tú ...
Es una victoria de la vida.


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