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sábado, 10 de mayo de 2008

Norte de Italia

Para Conchita (muchas veces y muchos años)

Cuando me preguntan porqué voy tanto Italia, no sé que decir, tengo muchas razones. Me siento como si ese espacio físico fuese mío, me pertenece de alguna manera. Me gustan todas las zonas,el norte, el sur, cada una de las regiones, sus montañas, sus ríos, sus ciudades, la gentes, la belleza en general, su sentido estético, sus monumentos,sus pintores, escultores, las iglesias tan vivas, los centros de peregrinación, los vinos, las verduras, etc.. Y no me gusta la pasta, ni la sopa, ni otras cosas que no voy a nombrar, como en todas partes.

Antes acudía a ver a cada uno de mis pintores y escultores favoritos, recorríamos como posesos sus iglesias, capillas, museos, pueblos, sumábamos ciudades, tachábamos vistas, a la búsqueda de un cuadro, de una imagen. Nos sabíamos de memoria sus títulos, las fechas de ejecución, no creíamos que fuésemos a verlas por fín, el grado de excitación era insufrible, nos parecía imposible que algo así pudiera ser cierto. ¡Dios mío no estábamos soñando!.
Nos hemos paseado por Roma, de abajo arriba, de arriba abajo, llegando a sumar cerca de veinte iglesias en un día. Doce horas dando vuelta de un sitio a otro. Comíamos un bocadillo o un trozo de pizza, uno para comer y otro para cenar, y gracias, bastante teníamos con poder pagar las entradas a los museos; los excesos eran los helados. Todavía recuerdo mi primer helado frente al Panteón en Roma -guardé mucho tiempo el paragüillas de colores que me debía recordar la satisfacción de estar sentada en una terraza en Italia, cerca de los Cuadros de Caravaggio, en San Luis de los Franceses, no el sabor del helado-. El placer de estar sentada frente a un edificio que había resistido años y años de historia, esa sensación, ese gustazo no lo iguala nada de nada. El colmo es entrar dentro, ver la luz de la luna, el sol brilar ó la lluvia caer por el óculo central. Ocupar fisicamente ese espacio arquitectónico tan armonioso, único, que no puedes definir. A pesar de que sabes lo que és, al entrar todo te sientes un poco desolada, el espacio te hace dudar entre una tumba, una iglesia, un teatro, un mausoleo, un salón de baile, etc. Estas un poco perdida, desprotegida en la enmensidad, en la redondez de las curvas, encendido tu corazón al cabo del tiempo por la luz cenital, un sitio que eres consciente de que ha sido visitado por montones de personas. Tener la sensacion de que han sentido otras personas lo mismo que tú, es como una hermandad de seres desconocidos, pero sientes los lazos invisibles que te unen al todo, al origen de los tiempos, a la humanidad entera que reconoce la grandeza. Tan grande como el Panteon me parecen las obras de Paladio en el norte de Italia.

En fín, poco a poco, el tiempo nos va venciendo, pero todavía aguantamos las doce horas de rigor, de sitio en sitio, de museo en iglesia, del banco de un parque a un mercadillo, hemos ampliado el abanico de nuestros gustos, nos podemos permitir una buena comida, un buen vino y seguimos descubrimiento cuadros maravillosos, pueblecillos únicos, lagos hermosos, jardines fantásticos, villas perdidas, aunque no estaban en nuestra lista a los quince años. Necesidades mentales que jamás pensabamos ver. Ahora me parece increible lo que he visto. Ha sido y será como una peregrinación, una adoración infinita. Y sé la suerte que tengo, la felicidad de la que he podido disponer, el gozo simple y sencillo de disfrutar de las cosas bellas y armoniosas. No hace falta otro, ni amigos ni enemigos, no hay dolor, ni búsqueda sin sentido, ni perdidas, solo placer y armonía.
Si volviera a nacer me iría sin lugar a dudas a vivir allí, en medio de las ruinas, de las cosas plenas de belleza y de abundancia. Yo creo que estos dos aspectos son los esenciales : belleza y abundancia. Desde que pude marcharme de éste país, salir fuera -así se decía antes, ya que parecía imposible-no he dejado de ir de vez en cuando, últimamente varias veces al año.
La fortuna tocó con su barita mágica a este país, a pesar de las diferencias, la abundancia está en todas partes -ya que a pesar de las miserias actuales del sur, se pueden contemplar las ruinas del pasado, la grandeza nos conduce directamente a la literatura y la historia y la imaginación se expande como en ningún otro sitio- y al fín y al cabo son el pueblo que más tiempo llevan en el mundo. Y la belleza, lo bello, el sentido estético está por todas partes, en todos los detalles, en las maneras, las formas, etc.

Mi último viaje : Brescia, Lago de Garda, Roveretto, Macizo del Brenta, Merano, Bolzano, Dolomitas : Valles de Ega y Gardena(Marmolera ,Sasso Lungo y Passo de Sella), Trento, Thiene, Vicenza, Venecia.

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