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jueves, 28 de julio de 2011

EXPOSICIONES : ANTONIO LOPEZ en MADRID



Me gustaría estar en Madrid al atardecer, pasear por el Museo Thyssen y después
acudir a la Gran Vía, ó amanecer en dicha calle observando como pinta Antonio López,
a veces las cosas sencillas se convierten en tesoros y nos nos damos cuenta.

La última retrospectiva del Thyssen creo que no lo es, creo que son pinceladas sobre varios asuntos:

Primero : sobre Madrid, su ciudad, creo que esta serie define su pintura perfectamente. Que A/L no es un pintor hiperrealista, ni realista. Fuera las etiquetas. Es un pintor, una persona honesta -como mi padre- que se ha empeñado en "pintar", aunque haya tardado 20 años en encontrar el camino del cuadro, la luz adecuada, "la epifanía" como llaman algunos, ... Creo que es acertado decir que es un pintor moderno, un pintor que ha dado un paso adelante.
Segundo : s/ el membrillo ... sobre lo cuesta encontrar el camino, las dudas, las ambiciones, la importancia de la técnica, el dibujo, el color, la sustancia, el tema. Es tan poco actual que apabulla. Vean la película de V. Erice sobre el Sol del membrillo.

Tercero :  s/ esculturas, A/L no sólo pinta óleos, dibuja, ... también esculpe, en materiales nobles (bronce) y no tan nobles : madera, estuco o escayolas. Eso es lo que suelen hacer los artistas más clásicos. Pero A/L ha huido de lo clásico como de la peste. Sus esculturas nos trasladan al origen de los tiempos, hacia otras épocas primitivas, quedan rescoldos de los escribas egipcios, del kuroi griego, ... Sus esculturas son todo emociones, sentimientos, dolor, miedo. Miedo es lo que me ha dado ese cuerpo (Hombre tumbado 2011)
acampado en medio de la sala, ese cuerpo que rodeo reprimiendo la necesidad inmediata de tocar, de
palpar, de darle vida con mi dedo meñique.

Y RETRATO

Toda la sala baja, es el retrato de su vida, el retrato de nuestra vida,  el retrato de los últimos cincuenta años del siglo pasado, las sombras y las vivencias, los recuerdos, la destrucción del desamor,  el amor y el dolor, todo se solapa sobre sus cuadros y acaba colgado en la sala.
Nuestras casas son las suyas. Mi primera nevera en el pasillo vacío,  mi rostro esta fuera del cuadro en la cena, pero está ahí. Mi madre, con el cardado de boda, vestida de negro ... es otro retrato más.
Pero dejemos de lado la tristeza, en sus cuadros siempre hay luz, ...

y mi preferido : Cuatro muchachas, de 1957, carboncillo sobre papel, aquí predomina la factura clásica,
la emoción y la alegría

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