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jueves, 9 de octubre de 2014

CRISTOS

Siento pasión por los cristos lacerados, esas imágenes colgadas de la cruz, manado sangre,
pero sobre todo por los cristos ya muertos. El cuerpo abandonado de sí mismo.

Creo que esas imágenes nos ayudan
a superar infamias, nos provocan dolor, nos cierran las grieta  del corazón.

Su visión hace que las lágrimas broten de nuestro ojos
de golpe: nos sanan el alma.
Se pueden tocar con un dedo y como lázaro pueden resucitar.

Como puede una eliminar del cerebro todas las imágenes amontonadas en la infancia por mentes enfermas de odio y envidia ?. Como se puede borrar de esos corazones inmaculados las largas letanías del dolor del fuego. Como borrar las fantasías  de la imaginación y generadas por esos infiernos tan temidos.

Para mi como mucho, se asemejaban al fuego del hogar de leña quemada, briznas de ceniza. Al olor de
las plumas del pollo quemado.

Yo siempre me he creído todo lo que me contaban, todo, todito todo ¡¡¡. Siempre me he sentido reconfortada por la magdalena llorosa, bella, con la fuerza de su melena, masacrada de dolor debajo de la cruz.

Creo que en vez de tranquilizantes, para las desgracias cotidianas, nos deberían recetar
visiones ajenas del dolor verdadero.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Reconozco que me da un poco de escalofríos leer el texto.... pero hablando con sinceridad, estoy totalmente de acuerdo con las dos últimas líneas.
Tú sabes ver en todas esas imágenes de cristos magullados e inertes el dolor extremo y la muerte... a mi me han transmitido siempre miedo y sufrimento... he tratado de evitarlas... creo que me producen algo de aversión...
Pero también tengo que decir, que hemos pasado de una sociedad que vivía la enfermedad, el dolor y la muerte con naturalidad a una sociedad que le da la espalda a todo y que tiene que "aparentar" que no sufre por nada.
Y por supuesto deberíamos abrir bien los ojos y ver el dolor y el sufrimiento de verdad para ser capaces de valorar nuestras desgracias cotidianas...
Besos - MEU