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sábado, 13 de septiembre de 2008

CAMINO DE SANTIAGO 2: SARRIA-PORTOMARIN-PALAS DEL REI-MELIDE-ARZÚA-ARCA DE PINO-SANTIAGO DE COMPOSTELA



De nuevo el camino, esta vez nos hemos acercado en tren hasta Sarria, hemos transitado al amanecer por El Bierzo y pasamos las montañas en silencio, he preferido dejar los recuerdos dormidos. He dormido como un lirón para olvidar unas cuantas cosas, he tratado de dejar atrás el dolor, de comenzar como si fuera el primer día de algo. Y aquí estamos, una mañana con nieblas, el verde me recuerda a la dordoña francesa, Hace tanto tiempo que no paseo por Galicia!!. Sarria es un pueblecito pequeño, con varias iglesias, palomares antiguos, un rio con ocas, riberas con molinos en desuso que indican mejores tiempos, calles silenciosas, balconadas acristaladas que nos anuncian la lluvia. Y ahora a caminar todo el día.
Las jornadas han sido agradables, un par, bosques más bosques, bajadas continuadas con alguna que otra pendiente, buen trazado hasta Melide, cada vez mejor camino, bien señalizado, muchos sitios para dormir, para comer, paradas para cafés, no falta de nada. Hay una bajada con mucha pendiente camino de Portomarín, si vas muy mal, un poco peligrosa. En este tramo se puede apreciar el cambio de la Galicia profunda a la nueva Galicia. Al principio casas con granjas, todo en el mismo espacio,cerrado a cal y canto por los altos portalones, tan altos como los tejados, olores de vaca por todas partes. Prados marcados por las corredoiras, losas gigantescas marcando los huertos, separando las lindes para evitar enfrentamiento y muertes. Robles centenarios por todo el camino, praderas más praderas, todo arbolado y cuando no hay árboles, el terreno se llena de rematas y brezos, más abajo hacia Melide nos acompañan los robres y debajo de ellos las hojas verdes de los helechos. Paisajes solitarios que poco a poco se van poblando más, pequeños pueblos, donde el mayor número lo constituyen las vacas, aunque están encerradas. Pocos animales por el campo, pero tengo gatos para disfrutar en cada rincón del camino.
Paseos tranquilos con conversaciones agradables, sin tono, con contenidos curiosos, como siempre, mañana será otro día.

Hoy han intentado robarle un perro decaza a una gallega, en un pueblo pequeño, gracias que vamos muchos lo ha impedido un caminante. Pobrecillos! crédulos!!, como antaño tienen que soportar estas masas flotantes, supongo que piensan que estamos todos medio locos, y nos miran como han visto a sus señores durante generaciones, sin prestar demasiada atención y mirando hacia otro lado.
Los paisanos hablan poco, su tono vital denota lo estresados que estamos los caminantes, siguen contestando con preguntas, en Furelos pueblo pequeño con un puente impresionante de factura medieval, hay una iglesia, hay dos curas, las edades los separan, reciben a los caminantes y explican la iglesia con caridad cristiana, alguna razón habrá ante una mayoría tan aplastante -las imágenes son de los años de Franco. He consultado que donde están las anteriores y contestan que quedaron como un cristo?.

Losas de piedra en los tejados de las casas, piedra para el resto de la casa perfectamente trabajada. Después de Portomarín, hacia Melide las condiciones de las casas mejoran, las pizarras se transforman en tejas rojas, las casas más espaciosas.

Interesantes las iglesias de Ferreiros, Barbadelo y Vilar de Donas, cerca de Palas de Rey. Cruceíros en todo el camino, muy interesantes como el de Melide. Los hórreos van cambiando a lo largo del camino, de tamaño y de materiales, además de las casas es lo que nos señala el cambio. Ya no sirven para guardar el maíz, pero siguen ahí como tantas cosas en esta país.
Parece que no queda nada del pasado, pero siempre quedan cosas, para bien y para mal.

Hasta Santiago de Compostela, pasamos por Arzúa, Arca, hasta el Monte del Gozo, el camino siempre es el mismo, robledales, prados, hórreos, pueblos pequeños, cada vez más habitados los caminos. La vegetación de brezos y helechos, grandes zonas plantadas de eucaliptos que anuncian la llegada a Santiago de Compostela. Horrorosa escultura en el Monte de Gozo , pero podemos disfrutas del robledal y la capillita de San Marcos, desde aquí carretera asfaltada hasta la catedral.

No ha llovido, y como dicen los lugareños todo esta cambiando, seis días de sol, temperaturas altas. Pero yo todavía no he terminado el camino de Santiago, me faltan muchos caminos. Hemos abrazo al Santo como es de rigor, al fin y al cabo nos da la espalda, la plata es fría y los deseos resbalan.

La plaza del Obradoiro sige como siempre, el hostal de los reyes católicos, la plaza llena de gente, las grandes torres mirando el atardecer, de espaldas a Galicia y a España, mirando hacia el mar, por donde tanta gente se ha perdido hacia el mundo, esperando a sus caminantes, esperando a sus emigrantes con la frente limpia, bien lavada.

La catedral, me parece más pequeña que nunca, con las portadas de los pies en restauración, su perla más preciada. Sí que podemos admirar el románico de la puerta de las Platerías, no hay nada igual. Paseamos por las calles, nos cansamos hasta el anochecer y esto se acaba después de un viaje en vagón de tercera, con seis personas en un compartimento de dos, amontonados como corderos.... y continuará ... porque me he saltado parte del camino y ... todos los caminos van a roma y por extensión a santiago de compostela.

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